HISTORIA ÍNTIMA (FRAGMENTO) *Manuel de Pedrolo*




Tenía tantos corazones en la mano
que ya no sabía qué hacer;
de hecho, era excesivo.

Pero los corazones no se abandonan
como quien cierra una puerta, y basta,
al dejar la habitación de los juegos.


Los he llevado conmigo hacia el futuro
de unas mujeres casadas,
de unas hijas que ya bajan al río
con las mismas piernas que entonces corrían
y, de repente, se detenían.

El gesto es eterno y el poeta se renueva,
con otro nombre, con otro verso,
frente a la carne repetida.

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