TE SALUDO *Carlos Barral*



Nadie confiesa su rencor
por esta soledad desbaratada,
quebrada en sus estancias
por cada gesto cómplice y cada voz amiga
cuando el afecto ahuyenta y destituye
el yo penosamente convocado
y entra tibia la vida de los otros,
como un humor de yerba en los lagares.

Sólo algunos reniegan la impaciencia
por la quiebra del rito de sí mismos
revelada de pronto en los contornos
del importuno amor, y, sin embargo,
es con frecuencia amargo, es doloroso
ser sorprendido por ternura extraña
revolviendo en el alma declinada.

Sólo tú no me estorbas, justamente
porque llegas corriendo, porque vienes
gritando tus minutos y tirando
de otro cabo del tiempo victorioso
que te sigue sumiso o te adelanta,
juguetea en las frondas
primeras de este día interminable
y parece que avance sonriendo.

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